RITUALES CITADINOS
FADIR DELGADO
Los árboles se adornan de puñales felices
Ha cambiado la complicidad de los moteles
Muchas veces en las esquinas se
amontona la gente para arrojarle
Alguna risa al asfalto, algún sueño preñado de miedo.
En estos lugares no decir la verdad es envenenar la lengua
Las mentiras saben a óxido
Se inauguran escombros citadinos
y las ratas se disfrazan para la fiesta.
En la ciudad hay tardes que se han extendido como
serpientes
Hay casas que arrastran la indiferencia de las calles.
Ocultan sobrevivientes de un domingo.
En esta feria del desencuentro hay un mueble muerto
con los brazos abiertos esperando
que los amantes se liberen de la ropa
y sólo le llegan los
gatos tristes de los árboles.
Es bueno arrinconarse en cualquier semáforo
y detenerse en conversaciones simples.
comentar sobre el nacimiento del perro
para así no hablar nunca de la muerte
Por suerte aquí en la plaza se desconocen los peinados
agrios.
El ropaje de la farsa
Y mientras el cielo pestañea
no hay lenguaje de dientes que espante
Murciélagos en el teatro
Periódicos del día ajustados con piedras
como crucificados en los andenes
Nadie sabe que este monumento del centro
señala el rincón que no hemos encontrado
ni siquiera los vendedores de sudor
que inventan relojes para no discutir nada con el tiempo.
Las bienvenidas del mercado.
Libros coloreados de sol.
Hoy no va ser posible sentarse en esta banca sabia de la
plaza
y clavarle una espalda a
los abriles universales del adiós
Esta ciudad volverá a extender
otra tarde como serpiente
A remendar el otro día que se nos viene.
Tomado de: Poetas bajo palabra
en el caribe colombiano
Págs 45-46